Imagina que cada mañana, al levantarte, encontraras mil cuatrocientos cuarenta euros encima de la mesilla.
Mil cuatrocientos cuarenta euros que pudieras utilizar a tu manera: podrías regalarlos, usarlos para divertirte, para ayudar, comprar un regalo, dedicarlos a viajar, donarlos ...
Puedes hacer lo que más te apetezca hacer con ellos. Sólo hay una condición: al final del día, los euros que no hayas utilizado, se esfumarán, así que no existe la posibilidad de ahorrar.
¿Mola eh?
Pues ahora date cuenta de que en vez de encontrar mil cuatrocientos cuarenta euros todos los días, lo que te encuentras son mil cuatrocientos cuarenta minutos.
¿Cómo vas a utilizarlos?
S
S